En Chile existe escaso conocimiento sobre la maternidad y paternidad en la adolescencia y juventud y, menos aún, sobre los arreglos familiares que se conforman en dicha etapa de la vida. Por ello, el presente Estudio de Caso busca caracterizar la situación de las familias adolescentes y jóvenes en Chile, identificando distintos perfiles sociales en términos de los arreglos estructurales, organizacionales y sociales que ponen en juego estas familias como estrategias de integración social. El diseño metodológico de esta investigación contempla el uso de información secundaria estadística obtenida de la Encuesta CASEN 2006. A diferencia de los estudios tradicionales sobre familias -que toman como unidad de análisis al hogar-, el principal atractivo metodológico del ejercicio que aquí se realiza es trabajar a nivel de núcleos familiares. Mediante esta estrategia es posible desentrañar las conformaciones familiares existentes al interior de los hogares, y de este modo identificar a las familias adolescentes y jóvenes y dar cuenta de sus características demográficas, socioeconómicas y su acceso al mercado laboral y al sistema educativo. Los resultados del análisis descriptivo muestran que un 13,9% de las familias del país tiene como jefe/ a a una persona menor de 30 años de edad (736.058 núcleos) y está integrado por 1.856.287 personas (un 12% de la población chilena). El 8,5% de estas familias tienen jefatura adolescente (62.713) y el 47,8 jefatura femenina, destacándose entre estas últimas un 33,1% de núcleos monoparentales con una mujer como jefa de familia. Por su parte, el análisis multivariado permitió identificar cuatro perfiles de familias adolescentes y jóvenes: a. Monoparentalidad femenina en sectores de bajos ingresos (33,0% de los casos): Estas familias se definen de manera exclusiva por la jefatura femenina y poseen una proporción importante de adolescentes; en todos los casos se trata de núcleos secundarios al interior de un hogar y se caracterizan por una mayor precariedad económica. Las Jefas de estas familias poseen una menor escolaridad y una escasa o precaria inserción laboral, por ello, las políticas públicas adecuadas para este segmento son las de retención escolar en adolescentes madres; educación sexual; capacitación e inserción laboral; y ampliación de cobertura pre- escolar. b. Arreglos no familiares de sectores medios y altos (18,2 de los casos): Este grupo se caracteriza por un alto capital cultural, con acceso masivo a la educación superior y a empleos calificados. Una parte mayoritaria de estos núcleos corresponde a hogares autónomos y se encuentra asociada a sectores de altos ingresos. Si bien estas características no tornan necesaria una intervención social por parte del Estado, surge la preocupación por el reconocimiento oficial de otras formas de convivencia y los derechos asociados a ellas. c. Parejas convivientes pertenecientes a núcleos secundarios del hogar (19,4% de los casos): Estas familias están integradas por parejas con y sin hijos, principalmente convivientes. La mayor parte de ellas corresponde a núcleos secundarios del hogar y se asocia a sectores de ingresos medios. Las políticas públicas relevantes para este segmento se asocian al apoyo a la inserción laboral femenina y al cuidado infantil. d. Parejas casadas y convivientes que forman hogares autónomos (19,4% de los casos): En este grupo es posible encontrar la vigencia del modelo de familia nuclear tradicional; correspondiendo a parejas con y sin hijos, de edades mayores (25-29 años), principalmente casadas. Todas estas familias pueden ser definidas como hogares autónomos con jefatura masculina; y se encuentran asociadas a sectores medios y altos. Al igual que en el grupo anterior, las políticas públicas que pueden plantearse es este caso apuntan a la inserción laboral femenina y al cuidado infantil.