El propósito de este estudio es analizar en qué medida los principios de equidad e igualdad de oportunidades se cumplen en las políticas de educación superior desarrolladas por el Estado chileno, con un énfasis en el análisis de los procesos de financiamiento. Al respecto, se establece que el crédito fiscal se concentra en los quintiles de ingreso más ricos (cuarto y quinto), lo cual no es lo óptimo por el componente de subsidio y la no recuperabilidad de algunos créditos. Por otra parte, se recomienda descartar la implantación de una política de arancel diferenciado, pues no constituye un incentivo para concluir las carreras oportunamente y podría aumentar la regresividad del gasto en educación superior. Respecto de los instrumentos de financiamiento creados en el período 1990-1997, se señala que los créditos de la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo) se concentran en carreras con una alta rentabilidad privada y que han demostrado ser adecuados para financiar los estudios superiores de estudiantes de clase media. Con relación al segundo instrumento creado en ese período, la beca del Ministerio de Educación (Mineduc), se sugiere ampliar su cobertura. Sobre el proceso de selección de alumnos, el autor señala que las desigualdades en el acceso se producen por las diferencias en la calidad educativa de la enseñanza básica y media. El autor considera válida la selección mediante la Prueba de Aptitud Académica (PAA), pero sugiere aumentar la ponderación de las notas de enseñanza media. Para incrementar la eficiencia, equidad e igualdad de oportunidades en educación superior, el autor propone crear un sistema de préstamos a estudiantes de centros de formación técnica e institutos profesionales de probada calidad, como también la ampliación del sistema de crédito fiscal universitario a las universidades privadas, siempre y cuando éstas utilicen el mismo sistema de selección que las universidades agrupadas en el Consejo de Rectores.