Este trabajo estudia la relación entre educación y pobreza en Nicaragua. Su eje de análisis es el componente educativo de la Red de Protección Social. El estudio tiene un enfoque analítico-cuantitativo y recurre al análisis documental, estadístico y econométrico, a partir de los datos proporcionados por las Encuestas Nacionales de Medición de Nivel de Vida de 1998 y 2001, y la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil y Adolescente de 2000. La evidencia empírica demuestra que los años de estudio, y en especial la asistencia a clases, disminuyen la probabilidad del trabajo infantil. Basándose en el modelo de capital humano, se calculó la rentabilidad de distintos ciclos educativos y se observó una baja rentabilidad de la educación primaria en las áreas rurales. También se estimó que para cruzar la línea de pobreza se requieren al menos 11 años de estudios (completar la educación secundaria). Se analizó la incidencia de los años de estudio en la condición de pobreza y se observó un efecto positivo en su reducción en la medida que se consigue culminar un año de estudio adicional. Se concluye que los cuatro años de estudios que plantea como meta la Red de Protección Social resultan insuficientes para los propósitos de capital humano que persigue el programa. Este aspira que, a futuro, los niños y sus hogares accedan a ingresos laborales que les permitan superar su condición de pobreza. Como recomendaciones de política pública, se sugiere aplicar bonos heterogéneos, según sexo y edad y entregar beneficios proporcionales al número de menores en edad escolar por familia. En general, se recomienda diseñar programas similares orientados a que la población complete la enseñanza secundaria, ya que entrega mayores probabilidades de superar la pobreza, sin olvidar que dichas estrategias deben ser integrales, porque la educación -como esfuerzo aislado- puede no ser suficiente para obtener los resultados esperados.